El árbol en relación al ser humano y su uso en las ciudades, data de 4000 años antes de Cristo, de donde se tiene registro de plantaciones en la civilización egipcia. En Asiria 700 AC ya se hacían plantaciones en los parques. 600 años Antes de Cristo se establecieron los Jardines Colgantes de Babilonia, como otra forma de uso de vegetación en el entorno urbano. 500 años A.C. en Grecia plantaban árboles. En los Jardines Islámicos e Hispanoárabes se usaban árboles para sombrear y refrescar las casas, comenzando a identificarse así el concepto de servicios ambientales de los árboles.
En los años 1200 DC, inicia en Inglaterra la silvicultura urbana con la plantación de Olmos adyacentes a catedrales y para el año 1600, en París ya se realizaban plantaciones de árboles en Bulevares y Avenidas. Para el 1700 Inglaterra se planta árboles en calles y parques para mejorar el ambiente de la ciudad

En Costa Rica se tiene registro del año 1892 con la presencia de árboles plantados sobre el paseo de los Damas, para embellecer esta avenida, siendo una de las primeras ocasiones que se tiene registro, que se plantaron árboles con fines estéticos, o para generar sombra u otros servicios ambientales.

Si bien la cultura del uso del árbol en nuestro beneficio está íntimamente ligado a nuestras sociedades urbanas, su gestión ha sido realizada con el mismo conocimiento agropecuario y forestal de muchas generaciones.

Se ha identificado la necesidad de llevar los árboles que crecen de forma natural en bosques y zonas rurales, a las condiciones de la ciudad, sin dejar de considerar que no siempre estos encontraran las condiciones ni espacios adecuados. De esa manera, nuestras ciudades modernas han heredado algunos árboles monumentales que responden a plantaciones realizadas en siglos pasados, o son producto de su permanencia desde que estas zonas eran terrenos agrícolas o incluso bosques.

No obstante, una cantidad considerable de los árboles que hoy tenemos, ya adultos o en crecimiento en nuestra ciudades, son el resultado de esfuerzos poco planificados y con las mismas técnicas de hace más de un siglo, en cuanto a su elección, establecimiento y manejo.

La Arboricultura viene a responder las interrogantes técnicas acerca de cómo colocar el árbol adecuado para el sitio adecuado y posteriormente, cómo gestionarlo adecuadamente.

En este contexto nacen una serie de organizaciones a nivel mundial entre ellas la Sociedad Internacional de Arboricultura, organización con más de 100 años de existencia, dedicada a la promoción de las buenas prácticas de la arboricultura.

Han nacido también organizaciones hermanas en Latinoamérica, con una estructura similar a ISA, las cuales promueven las buenas prácticas a través de procesos de normalización de técnicas en la gestión de los árboles.

Producto de este movimiento en toda América, en diciembre de 2018 se inician las gestiones para el nacimiento de lo que hoy es la Asociación Costarricense de Arboricultura, por sus siglas llamada ACRA; una organización sin fines de lucro, en pleno desarrollo y consolidación, que se gesta en la mente y la conciencia de un grupo de 10 profesionales costarricenses dedicados y comprometidos con la adecuada gestión de los árboles.

Se tiene conciencia de que solo con el conocimiento de los procesos naturales, de las técnicas adecuadas para la gestión y de los últimos avances de la ciencia de la arboricultura, se pueden tener árboles sanos y fuertes en nuestras ciudades, capaces de ofrecer a la sociedad, los bienes y servicios ambientales que se requieren de ellos.

Si bien es una organización joven aún, ACRA es hoy un referente, siendo reconocida a nivel de norte, centro y sur América, formando parte de una red de trabajo e intercambio de información técnica, que le permite mantenerse al día con lo último de los avances de la ciencia de la arboricultura.

ACRA se ha comprometido a llevar el árbol del bosque a la ciudad, de una forma técnica y científicamente correcta. Le invitamos a que sea parte de sea proceso.